Pues bien, en este sencillo articulo os explicaremos los diferentes aspectos a tener en cuenta para conseguirlos.
A la hora de desarrollar este contenido teníamos varias opciones, podíamos hablar de los errores más comunes, los pasos fundamentales o las claves de una buena mezcla de audio, etc. La opción que hemos elegido es contar un poco de todo para tener una idea global del tema. Para aclarar el panorama, hemos decido hacer un artículo que contenga tanto lo que debemos hacer como lo que no debemos hacer en la mayoría de los casos e indicar el camino a seguir para poder llevar a cabo un buen trabajo. Si queremos mantener un orden en todo el proceso, es muy recomendable tener presente estos pasos.
Lo primero es disponer de una pre-mezcla muy clara y bien organizada. Para ello deberemos tener como materia prima unas pistas con los niveles de ganancia óptimos y bien ajustados. También deberán estar organizadas y etiquetadas de forma clara e intuitiva. Organizarlas, por ejemplo, por el lugar que ocupan dentro de la mezcla puede ser una buena idea, primero el bajo y el bombo, luego las guitarras, teclados, luego los coros y la voz principal, posteriormente las pistas auxiliares, retornos y Master. En cualquier caso, si es una distribución lógica será adecuada.
Una vez tenemos hecho lo anterior realizaremos los ajustes de niveles y panoramas cómo si estuviéramos mezclando sonido en directo, sin prestar atención a otros detalles más que el nivel de cada pista de audio en el contexto global y su ubicación dentro del panorama estéreo. Esto hará que podamos acercar la mezcla de audio a su lugar idóneo. Posteriormente trabajaremos sobre los detalles.
En una tercera etapa, con la pre-mezcla en sus niveles adecuados y correctamente distribuida, procederemos a introducir los plug-ins. De momento no lo haremos sobre cada pista de forma individual sino que empezaremos por el bus Master. La idea es coger una “sensación” general de forma rápida y que nos ayude a tomar decisiones.
En la fase siguiente, introduciremos la ecualización y la compresión. Para poder tomar las primeras decisiones definitivas será muy útil trabajar estos procesos con la señal general en mono, esto nos ayudará a anular la separación panorámica y conseguir decisiones más acertadas cuando manipulemos la dinámica y la ecualización. Trabajando estos parámetros de la mezcla de la música en estéreo podríamos tener una falsa sensación de espacio y claridad entre los diferentes instrumentos que en realidad no es tal. Con nuestra señal en mono utilizaremos el compresor y la ecualización para hacer los ajustes precisos. A continuación será necesario detenerse en los detalles de la mezcla.
En esta fase debemos asegurarnos de que cada elemento está en el lugar adecuado. Normalmente, durante esta etapa utilizaremos efectos del tipo reverb, delay, overdrives, retocaremos los niveles, el panorama, añadiremos algunas pistas e incluso eliminaremos otras. Cada mezcla de audio es algo muy particular, pero estos pasos te ayudarán a seguir una estructura de trabajo coherente y eficaz.
Una vez hemos hecho todo lo anterior puede surgir la siguiente pregunta: ¿Qué hace que una mezcla de sonido sea buena? La mayoría de los ingenieros están de acuerdo en que una buena mezcla debe contener algunas características comunes:
1 – Claridad: Cada sonido debe estar limpio y claro.
2 – Separación: Cada instrumento y cada parte deben ser fácilmente discernibles.
3 – Equilibrio: La mezcla debe ofrecer un buen equilibrio de frecuencias.
4 – Espacio: La música en sí debe tener espacio, lugares entre las notas donde las cosas puedan respirar y la dinámica pueda desarrollarse. Por supuesto, esto variará dependiendo del género de la música.
Y para finalizar, os resumiremos cuales son los errores más comunes que debemos evitar en las mezclas de audio.
1. Demasiado Grave. Por lo general, esto está directamente relacionado con el entorno de trabajo y puede estar influenciado por un tratamiento acústico inadecuado y/o una mala colocación de los monitores. El resultado es una respuesta irregular a lo largo del espectro de bajas frecuencia y esto se traduce en mezclas con un balance pobre en frecuencias graves.
2. Agudos descontrolados. Estos pueden aparecer durante la fase de masterización, donde las frecuencias sibilantes se hacen más notorias y estropean el trabajo. Por este motivo es muy importante usar un De-Esser para la voz, para el Hi-Hat, etc. Otra recomendación es utilizar la ecualización con moderación, ya que un uso inadecuado de esta puede provocar problemas similares.
3. Falta de rango dinámico. El problema con la compresión de rango dinámico es que, si nos pasamos, privamos al ingeniero de masterización de los recursos que este necesita para hacer su trabajo que consiste en el uso meticuloso de compresión multibanda.
4. Falta de panorámica. Es importante darle a la mezcla de audio una dimensión equilibrada ajustando los diferentes elementos dentro de un campo estéreo agradable y amplio. Con demasiada frecuencia, la gente tiende a colocar todo cerca o en el centro, creando un sonido confuso y carente de definición.
5. Problemas de fase. Al usar pistas estéreo hay que tener cuidado y revisar las pistas en modo mono para cerciorarse de que no existen cancelaciones de fase por una incorrecta disposición de los micrófonos, por coincidencia de frecuencias o un mal uso de la reverb.
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